Motivados por la grandeza que hay en una movilización socio-cultural y costumbrista de dos pueblos peruanos situados en la planicie andina del sur, os ofrezco este comentario de elogio a su gente que hace posible una festividad que ya tiene renombre mundial.
Quizás, más que en otras realidades del planeta, aquí ocurre una fiesta popular contemporánea llena de colorido y variedad, teniendo como centros del fervor las ciudades de Puno y Juliaca, donde se realizan encuentros de danzas y música, dando lugar a un escenario de alto movimiento de personas que se unen para celebrar con inmenso jolgorio dos fiestas populares; el primero es llamada Festividad Virgen de la Candelaria y el segundo llamado Carnavales de Juliaca, ambos durante la primera quincena del mes de Febrero.
Quizás, más que en otras realidades del planeta, aquí ocurre una fiesta popular contemporánea llena de colorido y variedad, teniendo como centros del fervor las ciudades de Puno y Juliaca, donde se realizan encuentros de danzas y música, dando lugar a un escenario de alto movimiento de personas que se unen para celebrar con inmenso jolgorio dos fiestas populares; el primero es llamada Festividad Virgen de la Candelaria y el segundo llamado Carnavales de Juliaca, ambos durante la primera quincena del mes de Febrero.
En ellas, se puede ver y compartir alegrías familiares en todas sus fases, además hay concursos y gran desfile de comparsas que copan las calles de las citadas ciudades, sobresaliendo la presencia de miles de turistas extranjeros que son partícipes de las fiestas.
Ciertamente, es difícil resistir al regocijo contagiante de niños, jóvenes y adultos, cuyos ánimos afloran en estos días para estallar sin control al compás de danzarines y del sonar melódico de bandas de músicos que hacen vibrar el cielo y las cumbres andinas y desde luego, las aguas del lago sagrado Titicaca.
En las múltiples veces que tuve el privilegio de participar, no sólo pude apreciar las conductas genuinas de aprecio colectivo, sino también la religiosidad y la existencia de una espíritu artístico creativo, principalmente entre los artesanos que confeccionan lujosos trajes, llamados de luces, y entre los danzarines y músicos que presentan innovaciones en sus coreografías y sonidos.
Estoy seguro, quiénes ahora visiten Puno y Juliaca, se llevarán un sorpresa muy grata, que difícilmente podrán olvidar, porque se trata de una expresión auténtica modernizada y urbana de cultura popular que ya tiene más de 70 años y cada vez con mayores participantes.
