Quienes imaginamos vivir en un país con un futuro saludable y sostenible, tenemos que orientar nuestras miradas y esfuerzos en convertir al Perú un país de acogida para visitantes de todas partes del planeta, y para lograrlo tenemos que trabajar con visión de futuro y también de realismo. Es urgente planificar y ejecutar un conjunto de acciones con la visión puesta en desarrollar una real industria turística incluyente que establezca oportunidades y posibilidades para todos quienes desean ser parte de ella.
Los esfuerzos privados y públicos en armonía deben gestionar un plan global de desarrollo turístico que implica un conjunto ordenado de labores que van desde pequeñas iniciativas locales hasta grandes proyectos, por ejemplo de conectividad vial, mejorando carreteras, aeropuertos, puertos, hospedaje y por supuesto creando nuevos destinos turísticos para el turismos vivencial considerando que hay una geografía natural y humana espectacular y única, principalmente en las provincias y pueblos rurales.
Asimismo, desde hoy se debe implementar políticas públicas de preservación de los ecosistemas naturales, de las culturas vivas, de los restos arqueológicos e impulsar una cultura turística masiva para que cada habitante sea consciente de las maravillas que posee su territorio y de sus habitantes nativos que aún cultivan herencias milenarias.
Estamos a tiempo de empezar un gran movimiento por el turismo receptivo, mejorando las condiciones actuales, y si lo logramos pronto tendremos con nosotros a millones de visitantes que compartirán felices momentos recibiendo nuestros afectos y el calor vibrante de hermosas vivencias. QUE ASÍ SEA.