Los peruanos sabemos que en el antiguo Perú, no existían ladrones porque había una regla establecida que en quechua decía AMA SUA, que se traduce al español como NO SER LADRÓN. Sin embargo, cuando llegaron los invasores hispánicos se sustituyó aquella regla nativa por otra ajena que permitía la APROPIACIÓN ILÍCITA, es decir quitar, despojar, robar, saquear de aquello que no les pertenecía.
Con el paso de los años, esas conductas deshonestas y perjudiciales se convirtieron en costumbres y hábitos principalmente entre las familias virreynales y oligárquicas de la ciudad de Lima, desde donde se extendió a las principales provincias peruanas de la costa que fueron fundadas por los españoles.
Hoy, año 2023 el "ladronaje" y sus seguidores se han multiplicado tremendamente en todos los pueblos y habitantes de país, y se ha convertido en uno de los mayores problemas estructurales, que no parece tener alguna solución en el corto plazo. Los ladrones y delincuentes están en todas partes causando daños irreparables dando lugar a una inseguridad colectiva muy peligrosa.
La gráfica que ilustra esta nota, es reveladora de cuán diversa, múltiple y compleja es el problema del robo en el Perú. Esta bella nación esta enfermada por una CLEPTOMANÍA CONVULSIVA donde muchos roban, de día y de noche, por la fuerza bruta, por engaños y por privilegios.
Esperamos que el gobierno y la sociedad civil establezcan políticas severas de limpieza y sanación de esta rapidísima enfermedad destructiva.
