Es cierto, esta hermosa y grandiosa nación merece tener un futuro mejor al pasado reciente, un pasado que se caracterizó por desaciertos, engaños, traición y sobre todo corrupción en casi todos los niveles de la sociedad. La corrupción y la delincuencia se han apoderado del cerebro y el corazón de quienes gobiernan y ocupan cargos públicos y también de muchos empresarios del sector privado que evaden pagar sus impuestos de Ley.
Así, presidentes, gobernadores, alcaldes, jueces, ministros, funcionarios de alto nivel, miembros de las fuerzas policiales y militares y hasta empresarios de la mediana y gran industria han institucionalizado la coima, el hurto y el soborno como modo de vida y de fácil enriquecimiento personal y familiar.
El Perú, no merece tal fatalidad ni más desgracias, por eso una mayoría de habitantes clama una urgente corrección para superar esta terrible enfermedad. Una primera manera de lograrlo sería implementar una DEMOCRACIA EDUCADORA DE RECUPERACIÓN de los valores perdidos, por eso creo que el nuevo gobernante que asuma la dirección del país a partir del 28 de Julio 2021, deberá ser: PERSONA EJEMPLAR, HONESTA, VALIENTE, AUDAZ Y JUSTA en la toma de sus decisiones.
