lunes, 16 de septiembre de 2024

LAS CONDUCTAS DE LOS PRESIDENTES: Conducen al Fracaso o al Éxito

 Si observamos el desempeño presidencial de los últimos 40 años, en el Perú, veremos que todos han tenido una conducta personal rodeado de incoherencias, vacilaciones y perversiones que han afectado a  sus gobiernos y desde luego a la frágil democracia. A pesar de mostrar estudios académicos en universidades, con posición de diplomas y títulos, tuvieron actuaciones contrarias a las altas responsabilidades que implica conducir los destinos del desarrollo de una nación, tan compleja a la vez desafiante como es la realidad peruana.

Ser mandatario de una nación, exige una conducta intachable y alta coherencia a principios, valores éticos y morales, donde no caben falsedades, menos deshonestidad, dudas ni hipocresías. Los objetivos universales del desarrollo con bienestar para la totalidad de la población, son  también  metas irrenunciables, por tanto, es una obligación actuar con lealtad y sinceridad en la toma de decisiones, y jamás hacer lo contrario a los principios esenciales del bien común.

Y cuando las conductas personales fallan o se contaminan, por una equivocada ambición del poder, llegarán los fracasos, las debilidades, y el gobernante se convierte en usurpador que le hará perder  toda consideración en la ciudadanía que alguna vez confío y lo eligió en las urnas como su presidente. Ciertamente, las conductas falsas son dañinas y muy peligrosas para un país, pues al tener a gobernantes insolventes con inconductas que trastocan modales y reglas, será la patria en su totalidad la que pierde y retarda su prosperidad. 

Un ejemplo nefasto de las malas conductas gubernamentales, es la CORRUPCIÓN ACUMULADA Y AGRAVADA EN CUATRO DÉCADAS, y este mal hoy se ha generalizado en el país, como un cáncer incurable que daña, destruye y mata con total impunidad. Pues, por  el momento no hay una estrategia para combatirla.









lunes, 2 de septiembre de 2024

TRAICIÓN Y TRAIDORES EN LA DÉBIL DEMOCRACIA PERUANA

 Aunque muchos tratan de ignorar la traición es conducta denigrante y delictiva, y el fantasma de los traidores en la política peruana cotidiana esta viva y es recurrente en las altas esferas del poder. Si realizamos un rápido sondeo sobre el perfil de las personas que hoy ocupan cargos importantes en la administración del país, principalmente en la capital Lima, veremos con sorpresa que el 80% de ellos tienen doble rasero, porque decían defender los valores de la lealtad, pero ahora rompen todo razonamiento pues dicen y hacen lo contrario.

Podríamos decir que tales conductas los pone fuera de la ética y la moral, pues han elegido ubicarse en el lado asqueroso y ruin que es la traición, por tanto se convierten en seres repugnantes y delictivos, que por supuesto, hacen daño irremediable a la incipiente democracia y a la imagen de una nación maravillosa que no merece tener una casta  de felones y falsos.

Todo traidor, es persona desleal, hipócrita, mediocre, vil que hace del complot artero su modo de vida y así acomodarse y obtener beneficios y privilegios para satisfacer intereses personales y familiares. Los traidores son también despiadados y rufianes que siempre estarán al acecho de una víctima, para asestar una puñalada por la espalda.

En la historia peruana, principalmente en la era republicana, han habido presidentes, parlamentarios, empresarios, jueces, ministros, generales, diplomáticos y hasta asesores gubernamentales que por dinero, sobornos y prebendas  se sometieron a las fuerzas y a los poderes de los enemigos del país.

OJALÁ, QUE EN ADELANTE DESAPAREZCAN LOS TRAIDORES, Y RENAZCA LA HONESTIDAD Y LA LEALTAD, PUES EL PAÍS NECESITA DE CIUDADANOS Y AUTORIDADES LEALES A LA PATRIA Y A SUS HORIZONTES DE DESARROLLO, AL CUAL TIENE DERECHO LEGÍTIMO.