Con la pandemia Covid hemos comprobado que la humanidad está en grave riesgo, debido a que ha optando por un sistema alimentario artificial global con excesivo consumo de nutrientes pre elaborados y algunos sustitutos manipulados en laboratorios, que a su vez conducirán al consumo adictivo de medicamentos para neutralizar aquellos hábitos de la modernidad.
Además los campos de cultivo trabajadas por muchos años deben nutrirse de fertilizantes y sustancias tóxicas para ser productivas, todos estos factores inciden en una mala alimentación de las personas, principalmente en las ciudades alrededor del planeta.
En mi país Perú, se añade la importación alimentaria monopólica, que pretende sustituir y desplazar a la agricultura familiar cultivada por siglos principalmente en la región andina, que aún tiene tierras fértiles vírgenes. Al respecto, los gobiernos de turno no pudieron diseñar políticas de fomento alimentario basado en productos saludables oriundos que muy bien podrían nutrir a 30 millones de habitantes y así subsanar las carencias y los altos precios de venta de los productos importados.
Por ejemplo, granos como el trigo y la cebada que antes existía en grandes cantidades, ahora han desaparecido por el fenómeno de la importación agresiva. Espero que los siguientes gobernantes diseñen políticas de aliento de la producción agrícola nativa y ello significará garantizar el futuro alimentario de las nuevas generaciones, El Perú, es un territorio bendecido que necesita mayor visión y acción.
