Hoy quiero compartir con ustedes, un sentido reconocimiento a mi familia, aquella que hizo posible lo imposible, es decir una obra tangible que quedará para la posteridad, pues sin su colaboración valiosa hubiera sido imposible que logremos hacer realidad un proyecto artístico atípico, que se denominó VOLUNTARIADO AUTÓNOMO EN ARTES. Un emprendimiento que duró más de 30 años, y que hoy se prepara para iniciar una segunda etapa de realizaciones, como será la implementación, apertura y funcionamiento de una CASA MUSEO.
Esta familia peruana de cualidades únicas, lo integraron: Enrique Charres Tola, Manuela Vargas de Charres, (ambas ya fallecidos), Reynaldo Charres Vargas, Arnaldo Charres Vargas y Celia Charres Vargas. Ellos cumplieron una misión de servicio cultural y artístico ad-honorem, nunca antes realizado en el campo de las artes básicas y formativas, y cuyos resultados están escritos en un informe memoria, publicado recientemente.
Para cumplir esta misión voluntarista, tuvimos que renunciar a un conjunto de privilegios y aspiraciones personales, y nos concentrarnos en un servicio profesional por el bien común, y marcamos una ruta de trabajo propio con objetivos, metas, principios y doctrina, además con aprendizajes diarios y sobre todo con creatividad, y gracias a los cuales logramos constituir un patrimonio artístico compuesto de 1,200 obras de arte.
Como parte de la segunda etapa, el año 2020 deberíamos haber instalado un taller estudio para restaurar y preparar las obras de arte antes de su exposición pública, pero por razones sanitarias producidas por la pandemia Covid 19, hemos pospuesto tal actividad para el año 2021. Si todo marcha sin otros inconvenientes, el año 2022 ya tendremos la primera Casa Museo del Voluntariado Autónomo en Artes con cinco salas de exhibición.
Reitero, mi gratitud a esta bella y singular familia, y van mis oraciones y recuerdos para los que partieron al cielo infinito, nuestros principales protectores y animadores como son papá Enrique y mamá Manuela.
