En el Perú, siempre habrá sorpresas unas gratas y otras no gratas, es el caso de del actual Congreso de la República compuesto de 130 parlamentarios, que en los tres años de existencia, se ha vuelto en un centro de incertidumbre y crisis copado de advenedizos e ineptos, además traidores a sus electores porque ahora no los representan, mas bien han optado por la servidumbre a intereses propios y particulares, y por supuesto que disfrutan de altos privilegios económicos y jurídicos.
Esa conducta tan impropia para la gobernabilidad y la consolidación de la débil democracia, es consecuencia de la no existencia de partidos políticos solventes y con moralidad, por eso son hijos malcriados de la improvisación y la falta de idoneidad, ética y moral, lo cual es un peligro para la vida democrática y el natural desarrollo del país.
Y cuando se pierde la legitimidad ciudadana, se adoptan posturas anti democráticas para convertirse en un grupo de autoritarios con vicios mafiosos pues usan el poder para imponer caprichos y acuerdos oscuros y sucios que sin duda debilitan la institucionalidad y el cumplimiento correcto de las funciones congresales establecidas en la Constitución Política, además significa un derroche improductivo del erario.
Ojalá, que los próximos congresistas sean leales y honestos con el bien común, mucho mejor en preparación técnica y jurídica, y desde luego, voceros y defensores de leyes justas que respondan a las demandas, necesidades y problemas que enfrentan los distintos sectores de la población peruana, y que como nación tiene derecho a ser un país con esperanza y prosperidad, pues lo tiene todo para serlo.