Los micro-organismos, virus, bacterias, hongos, parásitos así como el nacimiento y la muerte, son parte de la existencia humana, pero es otra cosa cuando ellos son manipulados por otros seres humanos con intereses perversos o de lucro, y así lograr una mayor letalidad por agravamiento o multiplicación. Y eso ha ocurrido con la reciente pandemia global declarada por OMS en alianza con gobiernos, corporaciones farmacéuticas, profesionales de la salud, cadenas internacionales de información, Internet y Redes Sociales.
Era de suponerse que aquellos hechos iban dirigidos a crear una hecatombe o avalancha de miedo, incertidumbre y parálisis en la humanidad, pues así ha ocurrido afectando la convivencia social y las actividades económicas en los pueblos que se sometieron a las órdenes foráneas muy bien planificadas, a tal punto que durante muchos meses del año que concluye han desaparecido muchas otras enfermedades humanas, y todas las muertes fueron atribuidos al publicitado COVID.
En mi país Perú, una nación andina con otra genética, distinta alimentación y creencias ancestrales, también sus autoridades fueron sumisos y fieles obedientes de algo no propio, y ello puso en jaque a su estructura sanitaria que ya había colapsado años antes de la pandemia, por la sucia gestión de gobernantes corruptos y de muchos profesionales de la medicina con un incontrolable apetito económico. Allí están para muestra el abandono de los hospitales públicos y la proliferación de clínicas privadas y farmacias.
Sin duda, ahora comprobamos que la campaña del VIRUS-MIEDO surtió sus efectos mortales, y ojala, que alguna vez se revelen los secretos ocultos de una pandemia al cual fuimos arrastrados como inservibles esclavos sin que ninguna autoridad pública diga lo contrario y la verdad. RCHV